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Cómo influye la calidad del aire en la productividad industrial

calidad del aire y productividad industrial

La calidad del aire en entornos industriales, además de ser una mejora ambiental, es una buena estrategia de negocio. Hoy sabemos que el aire que respiran los equipos de trabajo impacta de forma directa en su salud, en su capacidad cognitiva y, por extensión, en la productividad de su trabajo.

La evidencia científica demuestra que pequeñas variaciones en la concentración de contaminantes como partículas finas, dióxido de nitrógeno o compuestos orgánicos volátiles se traducen en descensos medibles de eficiencia, más errores en producción y mayor absentismo laboral. Para la dirección, esto significa costes ocultos que comprometen la competitividad.

¿Qué entendemos por calidad del aire en la industria?

Una mala calidad del aire se refiere a la presencia y concentración de contaminantes atmosféricos que pueden afectar la salud humana y los equipos. Cuando hablamos de calidad del aire, muchas veces pensamos en la contaminación urbana o en fenómenos ambientales que suceden en el exterior. La realidad es que en entornos industriales también existe un “aire interior” que puede acumular contaminantes propios de los procesos de producción.

Los contaminantes más relevantes son las partículas en suspensión, el dióxido de nitrógeno, el ozono, el dióxido de carbono y los compuestos orgánicos volátiles. Estos contaminantes no solo provienen de fuentes externas, se generan de la propia actividad industrial, desde el funcionamiento de calderas y hornos hasta los vapores de disolventes, el polvo de materias primas o el humo de combustibles.
Según la OMS, la exposición prolongada a niveles elevados provoca problemas respiratorios, cardiovasculares y pérdida de capacidad física.

Evidencias científicas sobre el impacto en la productividad

La relación entre aire limpio y productividad no es una hipótesis. Comentamos a continuación algunos de los múltiples estudios que lo confirman.

  • Reducción de productividad laboral. Un informe de la OCDE muestra que un aumento de 1 µg/m³ de PM₂.₅ reduce en un 0,55 % la productividad laboral en Europa.
  • Investigadores del National Bureau of Economic Research (NBER) demostraron que incluso niveles moderados de ozono (por debajo de los límites legales) reducen el rendimiento de trabajadores agrícolas y de industrias manufactureras. Incluso cuando una planta cumple con la normativa, no necesariamente está protegiendo la calidad del aire.
  • El impacto cognitivo en oficinas y entornos técnicos también se ve afectado cuando la calidad del aire no es la adecuada. Un estudio de Harvard T.H. Chan School of Public Health concluye que una mala calidad ralentiza los tiempos de reacción y reduce la precisión en la toma de decisiones. De hecho, este estudio recoge datos que demuestran que afecta aún más de lo que se creía. En contextos industriales, donde se maneja maquinaria sensible, o donde se supervisan procesos complejos, un retraso de segundos o un error de cálculo puede tener consecuencias indeseadas.

Mecanismos que explican la pérdida de productividad

En primer lugar, está el impacto sobre la salud física. Las partículas en suspensión penetran en los pulmones y llegan al torrente sanguíneo, provocando inflamaciones y aumentando la sensación de fatiga. El resultado es un personal más cansado, con menos energía para afrontar la jornada. A medio plazo, la exposición prolongada incrementa las enfermedades respiratorias y, por tanto, el número de bajas médicas.

En segundo lugar, la calidad del aire afecta a la función cognitiva. El exceso de dióxido de carbono en espacios mal ventilados reduce la oxigenación cerebral, lo que se traduce en menor concentración, tiempos de reacción más lentos y mayor probabilidad de errores. En procesos de alta precisión, como el control de calidad o la programación de maquinaria, estos pequeños fallos pueden convertirse en defectos de producción o paradas no planificadas.

Por último, está el confort ambiental. Cuando la temperatura, la humedad y los olores se combinan con un aire cargado de partículas, la percepción subjetiva del entorno empeora. El personal se siente incómodo, la motivación disminuye y la rotación puede aumentar.

Cómo mejorar la calidad del aire y mejorar la productividad industrial

Existen soluciones técnicas y organizativas que permiten reducir los contaminantes y mejorar el confort ambiental. La primera línea de actuación es la ventilación eficaz. Un sistema HVAC bien diseñado y mantenido asegura la renovación constante del aire y evita la acumulación de CO₂ en espacios cerrados. El mantenimiento preventivo y la revisión de caudales son esenciales para que funcione correctamente.

La segunda medida es la filtración avanzada. En áreas críticas, el uso de filtros HEPA o ULPA garantiza la eliminación de partículas ultrafinas, mientras que tecnologías específicas permiten reducir compuestos químicos volátiles. Además de cuidar a las personas, evitan la acumulación de residuos en maquinaria sensible.

Por último, es necesario incorporar la gestión preventiva, como revisiones periódicas, programas de formación y protocolos de limpieza adaptados a cada proceso. Estas prácticas generan una cultura de seguridad ambiental que, a medio plazo, repercute en una plantilla más comprometida y en un entorno de trabajo más saludable.

En navas-sa defendemos que el aire limpio es un factor de competitividad. Las empresas que lo integran en su estrategia protegen la salud de su plantilla, a la vez que construyen una base sólida para un crecimiento sostenible. Contacta con nuestro equipo para mejorar la calidad del aire en tu empresa.

6 de octubre de 2025

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